ÉL

Había una vez un chico que amaba demasiaso.

Su cara, joven e inocente, aún por ser tocada por las manos del tiempo. Pero ocultos tras sus ojos de avellana, había una historia de mil corazones rotos.

Creciendo, él creó una doblada y torcida definición de lo que una relación debería ser.

La lista de reproducción de su infancia, de no haber incluido gentiles historias para dormir; todo lo que hubiese tenido, habría sido una sinfonía de platos siendo arrojados contra la pared de la cocina.

Para él, estar enamorado era estar en constante dolor.

Mientras los años pasaban, cada vez más seguido, él se encontraría al rescate de otro individuo del fondo del infierno.

Como siempre, él se apuría a recoger sus piezas rotas, sintiendose obligado a ponerlas juntas. 

Enfocado en arreglar en arreglar la vida de alguien más, él falló en notar que la suya estaba poco a poco, desmoronandose. 

Donde otros vieron peligro, él vio un diamante sin cortar "Este es diferente", pensaba para consigo mismo "están conmigo ahora. Los cambiaré" 

Dar su calor, sanar personalmente, le daba la ilusión de seguridad. 

Él estaba convencido que él podía reparar a todas estas personas rotas con un poco de amor extra y atención. Con... Perdón. 

Él apredió que no puedes amar a personas fuera de quienes realmente son, al contrario, muestra que te quedarás a pesar de todo y te pondrán a travesar todo. 

Cuando dicen: "No te merezco, mereces a alguien mejor". Él escuchó: "Por favor, dame una oportunidad".
Cuando dicen: "Soy demasiado para controlar" Él escuchó: "Por favor, arreglame" 
Cuando dicen: No puedo prometer nada", Él escuchó: "Por favor se paciente" 

Si solo él se hibuese detenido a realmente escuchar a personas cuando le dijeron quienes realmente eran...

Cada una de éstas relaciones perpetuó la idea de que fundamentalmente, él no puede ser amado. 
De alguna forma él se convenció a sí mismo que él era el problema. 

Después de todo, un hombre típico no debería ser un magneto para almas rotas. 

Depués de años de abuso, él estaba listo para rendirse, su autoestima estaba absolutamente quebrada, pero en un momento de inexplicable claridad, se dio cuenta que debía enmendar su propia alma rota, en lugar de intentar arreglar la de los de demás.

Comentarios

Entradas populares